¡Bien por Perú!

El Tribunal Constitucional peruano ha dictado fallo en favor de la Anticoncepción Hormonal de Emergencia.

Una interesante columna de César Hildebrandt lo celebra.

Nosotros también.

Alcaldes de La Florida y Lo Barnechea están fuera de la ley

Absolutamente ilegales son las medidas emprendidas por los ediles de La Florida y Lo Barnechea tendientes a boicotear la resolución ministerial de entregar la “píldora del día después” en consultorios.

En el caso de La Florida, su alcalde, Pablo Zalaquett, ha dispuesto que se deban tomar datos del paciente que es menor, tales como su teléfono, para avisar a sus padres del hecho. Al respecto, el director del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente, Ramiro Molina, llamó a sus colegas a no obedecer la medida ya que “nadie los puede obligar a vulnerar la ley”.

La opinión de Jóvenes por la Píldora es la misma: ninguna autoridad puede socavar de esta manera la confidencialidad médico-paciente y violar de forma tan flagrante y brutal la vida privada de las personas. Ciertamente que no compartimos la posición del alcalde Zalaquett y esperamos que se retracte.

Por otro lado, la alcalde de Lo Barnechea, Marta Ehlers, se ha negado rotundamente a entregar la píldora puesto que nadie le ha ido a demostrar que no sea abortiva. Nuevamente lamentamos la actitud de esta alcaldesa, que contradice todo sentido común, lógica, y al método científico, y pone en tela de juicio la idoneidad de nuestras autoridades comunales.

NOTICIA EN: La Nación.

De imprecisiones y totalitarismos ideológicos

La universidad Andrés Bello fue anfitriona de la conferencia dictada sobre la “píldora del día después”…naturalmente Jóvenes por la Píldora estuvo presente.

El expositor: Doctor Fernando Orrego Vicuña, profesor titular de las universidades de Los Andes y de Chile; médico vinculado con la oligarquía chilena.

Su exposición podría definirse como un resumen oral de su libro recientemente publicado, con la salvedad de que no sólo se limitó a entregar datos poco precisos con omisión de cifras y de datos relevantísimos, sino que también se dio el tiempo de ofrecer y propagar -en su derecho, ciertamente- sus creencias religiosas, sus objeciones morales y sus tratados de fe.

Esta técnica está fuertemente arraigada en el conservadurismo: se trata de dar datos poco precisos y mezclarlos con ideologías de corte teológico; técnica por cierto útil a sus fines, tratándose de una sociedad poco crítica y pusilánime como la chilena, con complejos -y la mayoría de las veces, realidades- de inferioridad y de obediencia casi vasalla.

Es un lamentable retroceso que una vez más se intente mezclar hechos científicos con concepciones religiosas, sobre todo en un tema tan sensible como el de la “píldora”, en el cual basta tergiversar tenuemente conceptos y realidades para que se desencadene un repudio generalizado en la población. Es, así también, impresionante ver cómo poderes fácticos continúan una campaña de desinformación a la ciudadanía conjugada con los reiterados intentos de restar licitud a métodos anticonceptivos, tildándolos de abortivos; confundiendo, una vez más y como siempre, a la población.

Nuevamente, por medio de imprecisiones y prejuicios, se pretende establecer un totalitarismo ideológico por sobre las libertades ciudadanas.

¡Victoria en la Corte de Apelaciones!

La Corte de Apelaciones de Santiago emitió ayer su fallo en la causa de recurso de protección interpuesto por el alcalde de La Florida, Pablo Zalaquett, que pretendía proscribir la entrega de la anticoncepción hormonal de emergencia a menores de edad sin consentimiento de sus padres en consultorios públicos.

Jóvenes por la Píldora se declara muy satisfecha con la decisión de la Corte, ajustada completamente a Derecho, que, como corresponde, aplicó la ley y el sentido común, en vez de atender los intereses malintencionados y majaderos del lobby antipíldora.

NOTICIA EN: La Nación; Emol.

El arzobispo Cipriani, la píldora, y las mujeres pobres del Perú

por José Rafael Núñez Toso

Por lo que he podido constatar con mi lector de noticias, el tema de la anticoncepción hormonal de emergencia está muy vigente en nuestro vecino Perú. Allá, al igual como ocurre en Chile, el debate está en ebullición, y la jerarquía eclesiástica no escatima esfuerzos en deslegitimar la píldora, por medio de más mentiras y exageraciones.

El mejor ejemplo de esto son las palabras de Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, quien ha calificado de "mentirosos y asesinos" a quienes defendemos lo que es un legítimo derecho de toda persona, el cual es tener control sobre su fertilidad mediante métodos anticonceptivos, tales como la píldora.

Textualmente del periódico digital Perú 21:
"Que un día antes, que sí un día después, ¡mentirosos!, ¡asesinos! La vida no se toca, la vida es sagrada", subrayó.
También pidió a los devotos del "Señor de los Milagros" que oren especialmente por "esas criaturas que esperan en el vientre de la madre".

Por supuesto que no estoy dispuesto a asegurar que el arzobispo esté conscientemente mintiendo, en conocimiento de que la píldora NO es abortiva. Hay que tener en cuenta que los asesores "científicos" de la Iglesia Católica Romana son muy hábiles para llegar a supuestas evidencias a partir de conclusiones dogmáticas, y lían a cualquiera.

Pero el punto de mi reflexión no es ése. Más bien quisiera alegrarme de que en otras partes de la región se esté llevando a cabo este debate. Y, por supuesto, lamentar la actitud de la Iglesia Católica Romana a este respecto, que acá en Chile tildó de "totalitaria" una medida que es absolutamente necesaria para acudir en ayuda a los adolescentes provenientes de comunas populares, y mujeres pobres, y controlar lo que es una dramática realidad sanitaria y social; y que en Perú significó que quienes defendemos con ahínco lo que nos parece justo seamos acusados de ser mentirosos y, por si fuera poco, de homicidas.

El catolicismo condena la mentira. ¿Por qué no asumen, entonces, estas personas, que están en contra de la píldora a pesar de que es comprobadamente NO abortiva? Pareciera ser que, cuando se trata de imponer las creencias propias al resto, el fin justifica los medios...